Asignación Universal a la Niñez

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No es necesario ser experto de criminología. Basta consultar algunos estudios serios y experiencias de todos los puntos del globo, para saber que el aumento de las penas y la mayor prisionalización, no disminuyen el “delito” (o su sinónimo mediático: la inseguridad). Cuando los índices de inclusión y bienestar general son más altos, los índices de criminalidad recorren el sentido inverso.

El crecimiento económico del país de estos últimos años, y que momentáneamente implicó la mejora de algunos indicadores sociales, sin duda se dio sin la mínima modificación de la regresiva distribución del ingreso. ¿Es esperable otra cosa en un contexto de crisis? Nada nos hace pensar que ello fuera a variar. No forma parte de la sincera agenda del gobierno nacional, ni mucho menos de la intenciones de la oposición que ya mostró sus uñas y dientes cuando se debatió en el Congreso si era justo o no que se el Estado perciba y guarde una porción de las renta extraordinarias que beneficiaron a unos pocos.

En resumidas cuentas, la mayor riqueza producida por el crecimiento económico se sigue distribuyendo de manera terriblemente desigual entre el capital y el trabajo, como así también y con diferencias abismales, entre las distintas regiones de nuestro país.

Esta “desigualdad económica” y por tanto, de las llamadas “oportunidades”, se agudiza cuando se toma en consideración a la población comprendida por debajo de la edad de 18 años. Según datos del Indec (2006) en el segmento comprensivo de la niñez y adolescencia argentina, más de la mitad son pobres y casi un cuarto, son indigentes. Si, no leíste mal: el 56,4 % de los/las niños, niñas y adolescentes menores 18 años son pobres (7.730.708) y el 23,6% son indigentes (3.234.835).

La transformación de esta desigualdad requiere de cambios estructurales profundos y todo un conjunto de políticas redistributivas, especialmente relacionadas con el empleo, la imposición de tributos, la vivienda, servicios públicos. No obstante y mientras tanto aquello se construye –y participamos de esa construcción-, la asignación universal por hijo, puede ser una herramienta inmediata, en cierta medida eficaz, dentro del espectro más amplio de distribución de la riqueza.

¿Qué es la asignación Universal por Hijo?

Es una transferencia monetaria que realiza el Estado para todas las personas de 0 a 18 años. Que contribuya a establecer un piso básico de satisfacción de los requerimientos básicos de salud, alimentación, educación y vestimenta.

Sumate a la difusión y actividades por un SUBSIDIO UNIVERSAL A LA NIÑEZ, que estamos impulsando desde:

PRAXIS – SURCOS – CORRIENTE DEL PUEBLO

LA PLATA 07-05-09

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