MURAL EN LA CUMBRE 7 DE NOVIEMBRE 15 HS.

EL MURAL DE LA CUMBRE FUE SUSPENDIDO LA SEMANA PASADA POR LA LLUVIA Y TORMENTA. A PESAR DE LOS CAMBIOS QUE SIGNIFICAN HABER CONSEGUIDO UNA ASIGNACIÓN A LA NIÑEZ CONSIDERAMOS IMPORTANTE CULMINAR LO PROGRAMADO.
ESTE SABADO 7 DE NOVIEMBRE REALIZAREMOS LA ACTIVIDAD COMO ESTABA PREVISTO. TE ESPERAMOS A LAS 15 EN CALLE 32 Y DIAGONAL 73
¡NO FALTES!

MURALES POR LA NIÑEZ

Esta campaña llega a los barrios paralelamente al decreto que establece la asignación universal a la niñez, para todos los menores de 18 años. El próximo sábado 7 nos encontrará pintando otro mural en Av. 32 y diag. 73. Juntos, la Sociedad de Fomento La Cumbre, los grupos Surcos y Praxis, artistas y amigos del espacio por la niñez, le damos la bienvenida a esta propuesta. La actividad se iniciará a partir de las 16 hs, y será acompañada con mateada, radio abierta, música y videos.

La demanda de una asignación universal a la niñez, fue campaña permanente de organizaciones sociales y políticas. Consigna elegida para escribir en paredes de nuestra ciudad, fue acompañada por artistas, vecinos y amigos. Se convirtió a través de este tiempo en un reclamo nacional, para que todo menor de edad tenga un ingreso mínimo garantizado.
Hoy, tras demasiados años de desdén, se establece al fin, una asignación universal a la niñez. El decreto estipula que la misma será de 180 pesos, para los hijos de desocupados o trabajadores en negro.
Vemos con satisfacción que, al fin, se comiencen a dar respuestas para resolver el problema de la pobreza que se mantiene firme en amplias franjas de nuestra sociedad. Una asignación a la niñez es un avance de calidad en los derechos sociales, que acompaña la satisfacción de necesidades básicas. Esto significará un incremento al ingreso familiar, especialmente en las familias numerosas, fortaleciendo la economía doméstica, aunque el monto asignado es todavía insuficiente para cubrir la canasta básica de alimentos y las necesidades de crecimiento y educación.
Nunca entendimos a la Asignación Universal a la Niñez como la solución total ante la injusticia de la pobreza, sólo lo sería, en un país que tuviera garantizado entre otras cosas, trabajo genuino para todos y servicios sociales gratuitos y de calidad. Sin embargo esta medida extiende de manera concreta una agenda social en el conjunto de opinión pública, con la que hasta los sectores de la oposición reacios a medidas progresistas dicen acordar, ya sea por demagogia o electoralismo.
Esto nos permite seguir impulsando demandas sociales y políticas insistiendo en medidas fundamentalmente centradas en un cambio profundo del sistema impositivo. La idea de una "revolución impositiva" para que paguen los ricos, hoy puede ser defendida por amplios sectores, algo sustancialmente diferente a la situación que existía en los años 90.
Nuestra campaña por la asignación universal, al igual que la de otros sectores progresistas y movimiento sociales, se ubica dentro de la perspectiva de la distribución de la riqueza. Así lo empezamos a manifestar con las imágenes que acompañan la nueva campaña de murales
Hay que destacar que la asignación aprobada no provendrá de los fondos de impuestos sobre las grandes ganancias, como era nuestra aspiración, sino que se utilizarán fondos de la ANSES, fondos de la caja jubilatoria que va en detrimento de alcanzar el ansiado 82% móvil por el cual los trabajadores jubilados vienen luchando desde hace años.
Como parte de esta política fiscal, no se cuestiona la reducción de aportes patronales de la época de Cavallo, siendo la seguridad social sostenida mucho más por los trabajadores que por patrones. Una reforma impositiva integral seguramente seguirá fuera de la agenda pública si no impulsamos demandas en ese sentido. Es imperativo mejorar el esquema fiscal: gravar las actividades financieras, el juego, la minería y elevar las tasas de los grandes contribuyentes de Ganancias.
En conclusión, en un país donde la mayoría de los pobres son chicos, la asignación a la niñez, no puede ser más que bienvenida y debe ser entendida como un triunfo popular de los trabajadores, los movimientos piqueteros, la CTA y los grupos sociales y políticos que lo vienen reclamando desde hace años. Pero no deja de ser lamentable que se sostenga con el ahorro de la caja jubilatoria, “se viste un santo desvistiendo a otro”, reza el dicho popular. Esto no revierte la injusta distribución de la riqueza, cuya brecha se viene acentuando con las políticas neoliberales de los últimos treinta años.
La demanda de impuestos a la renta financiera, minera, petrolera, agraria, a las ganancias y herencia, deberán ser parte de la campaña popular, permanente y creativa que debemos desarrollar en todos los ámbitos de la sociedad.
Mientras tanto, te esperamos el sábado… con un mate y un pincel.
Praxis, Surcos.
Sociedad de Fomento La Cumbre.

MURAL EN LA CUMBRE 7 DE NOVIEMBRE 15 HS.

EL MURAL DE LA CUMBRE FUE SUSPENDIDO LA SEMANA PASADA POR LA LLUVIA Y TORMENTA. A PESAR DE LOS CAMBIOS QUE SIGNIFICAN HABER CONSEGUIDO UNA ASIGNACIÓN A LA NIÑEZ CONSIDERAMOS IMPORTANTE CULMINAR LO PROGRAMADO.
ESTE SABADO 7 DE NOVIEMBRE REALIZAREMOS LA ACTIVIDAD COMO ESTABA PREVISTO. TE ESPERAMOS A LAS 15 EN CALLE 32 Y DIAGONAL 73
¡NO FALTES!

¿Cuál Asignación Universal a la Niñez?

4 barrios por la Asignación Universal a la Niñez

Sábado 31 de octubre, Barrio La Cumbre, rotonda de calle 32 y diagonal 73, 15hs.

Ahora son los barrios quienes impulsan la Campaña por la Asignación Universal a la Niñez.Después de los 8 Murales en un Día en la ciudad, vecinos de distintos puntos de la región se pusieron en contacto para que el pedido de Asignación Universal a la Niñez se multiplique por todos lados.

Esta campaña esta pensada como extensiva en el tiempo, en la cual, los diferentes barrios de la Ciudad puedan elegir un lugar donde estampar el símbolo de esta campaña.
Este sábado es el Barrio La Cumbre el que se activa para que un mural y una radio abierta den a conocer las razones por lo que esta Asignación Universal a la Niñez y Adolescencia, es urgente y necesaria. Y piensa seguir por muchos más barrios.

Podes sumarte ... cómo?
Vamos a estar este sábado 31 de octubre, desde las 16hs., en la Rotonda de calle 32 y diagonal 73, con mateadas, música, videos y por supuesto, con un pincel esperándote para que sumes tus ganas a esta campaña. Podés ir directamente y encontrarnos allá, o bien, comunicater a trávez del mail ningunmuro@gmail.com. Te esperamos.
Si sabés de algún barrio en que los vecinos quieran difundir esta campaña no dejes de participar contactándonos.

Que se viene haciendo?

A las múltiples pintadas que aparecieron por la ciudad, a las radios abiertas, y a las volanteadas, hemos sumado esa enorme jornada que fue la los "8 Murales en un Dia por toda nuestra ciudad". El arte, la participación pupular y la política, se conectaron para que este reclamo se hiciera masivo y conocido dentro de la ciudad.Ahora esta campaña quiere multiplicarse por los barrios, sumando a vecinos y vecinas, para que la información y el debate, no deje afuera al pueblo como suele pasar.

Qué es la Asignación Universal a la Niñez?

Cuando comenzamos esta campaña pocos, o casi nadie, se acordaban de la Asignación Universal a la Niñez. Hoy, está en el debate público y muchos de los sectores que defiende las estructuras causantes de tanta pobreza e inequidad en nuestro país, aparecen como sus abanderados.
La Asignación Universal a la Niñez y Adolescencia es una transferencia monetaria del Estado a todos los niños y niñas menores de 18 años, en cobertura de las necesidades básicas.
No vamos a discutir quién fue su mentor ni nada por el estilo. Saludamos que hoy forme parte de la discusión política y nos parece fundamental que nuestra sociedad tome participación: porque sucede que las aguas se dividen al momento de hablar del modo de financiamiento. Nosotros insistimos con que no hay ningún avance si a esta transferencia monetaria no concurren a solventarla los que más se beneficiaron y se benefician con este sistema económico: nos parece políticamente acertado y justo, desde todo punto de vista.
Las propuestas son muchas y ninguna debe ser descartada de antemano: retenciones a la renta extraordinaria por las exportaciones, modificar el sistema de retenciones a la minería, gravar a la renta financiera y retocar las alícuotas de los niveles superiores en el impuesto a las ganancias, sólo por mencionar algunas.
Digamos: Sí a la Asignación Universal a la Niñez, y Sí a la Distribución de la Riqueza.
¿Más info?
En Indymedia: Destacado en portada La Plata / Fotos de murales / Nota "Dicho y hecho" / Entrevistas a los organizadores
En Prensa de Frente: 8 veces una imagen
En Facebook: Ningún muro tapa el hambre / Fotos 1 / Fotos 2 / Fotos 3 / Fotos 4 / Fotos 5 / Fotos 6
En el blog: Asignación Universal a la Niñez

Convocan:
Agrupación Surcos - Corriente Praxis

Campaña de murales que crece

SABADO 31 DE OCTUBRE A PARTIR DE LAS 16 HS.
NOS ENCONTRAMOS EN CALLE 32 Y DIAGONAL 73
POR LA ASIGNACIÓN UNIVERSAL A LA NIÑEZ
TRAE TUS PALABRAS PARA LA RADIO ABIERTA
TRAE TUS PINCELES PARA EL MURAL
TRAE MUSICA O VIDEOS PARA COMPARTIR
MATE Y TODA LA ONDA.
SUMATE!!!!!

CON EXITO SE REALIZARON LOS MURALES EN :

9 HS.: CALLE 9 Y 47
CALLE 14 Y 64
CALLE 1 e/ 33 y 34
CALLE 1 e/ 67 Y 68

13 HS.: DIAG 73 Y 4
CALLE 5 Y 46
CALLE 44 e/ 11 Y 12

15 HS. MURAL DE CIERRE CON BANDAS INVITADAS EN
1 ENTRE 56 Y 57

Mural en City Bell

Mural por la Asignación Universal a la Niñez

PARA EMPEZAR A HABLAR...

Introducción:
En las últimas elecciones televisivas (tal vez el autor de esta nota quiso decir legislativas), no hubo político sin dedicarle un párrafo a la Asignación Universal por Hijo: algunos, como parte de sus propuestas; otros, para defenestrarla por su carácter asistencial o “parasitario”, según sus conceptos. Más allá de la proclividad a las promesas que sufren los políticos durante las campañas, esta propuesta -que tiene una vida mayor que la recta final del 28 de junio pasado-, ha presentado innumerables adeptos.
El hecho de que la asignación universal a la niñez pueda ser defendida -o presuntamente defendida- por actores políticos de ideologías bien diferentes, y que la necesidad y urgencia la llevarán muy pronto al debate público, nos impulsan a este aporte para la discusión, con algunos posicionamientos que nos parecen fundamentales para que esta herramienta sirva a fines progresistas.
Adelantándonos al desarrollo de la nota, sostenemos que la asignación universal a la niñez debe ser entendida como parte de la seguridad social, y a la seguridad social, como un derecho. Asimismo, esta transferencia monetaria, debe ser implementada en un plan mayor de distribución de la riqueza.

¿Por qué la necesidad de una Asignación Universal a la Niñez y Adolescencia?
Cada vez se hace más generalizado el uso de una terminología que describe una tristísima situación argentina: la infantilización de la pobreza. Su sonido, de por sí alarmante, resume lo que los indicadores sociales denuncian cuando se toma a la pobreza en el segmento comprendido entre los 0 y 18 años.
Conforme los datos oficiales disponibles, en Argentina hay 13.000.000 de niños, niñas y adolescentes menores de 18 años, de los cuales el 56,4 % son pobres (7.730.708) y el 23,6% son indigentes (3.234.835).
Más allá de las cifras, lo triste e inaceptable es que en nuestro país hay una inmensa cantidad de niños, niñas y adolescentes que no tienen garantizadas las condiciones mínimas y necesarias para su desarrollo integral. No hablamos del llamado “confort”, sino de los derechos básicos como a la salud, a la alimentación, a la educación, a la vestimenta, a la vivienda, a la recreación y el aprendizaje.
Frente a esta realidad crudísima, todas las Convenciones Internacionales, la Constitución Nacional y las leyes nacionales y provinciales que han pretendido brindar una protección a la niñez y adolescencia, parecen letra muerta.

La asignación universal a la niñez y adolescencia es una trasferencia monetaria que debiera efectuar el Estado, para que todos los menores de 18 años cuenten con un piso básico de cobertura a las necesidades mínimas. Claramente no es el fin ni la solución a todos los problemas, pero es una medida efectiva fundada en razones de justicia y equidad.

Debe ser parte de la seguridad social y de un plan distributivo de la riqueza
Dentro de las reglas y de los márgenes de un estado capitalista, existe una histórica puja respecto del alcance de la responsabilidad del Estado con relación al bienestar social y económico de los individuos.
La determinación de una zona de derechos básicos a garantizar jamás tuvo un límite preciso ni mucho menos estuvo ligado a una racional y fraterna consideración de los hombres y mujeres como merecedores del vivir dignamente. Por el contrario, se ha ido delimitando conforme a la relación de fuerzas existente en cada momento histórico, a la lucha de los trabajadores y el capital, por la apropiación de la renta.
Durante la etapa del Estado de Bienestar que primó en la segunda mitad de siglo XX, la cobertura del trabajador ya no quedó sometida a los límites y eventualidades de la contratación individual, sino que se vio reforzada universalmente en la jubilación, en la asistencia para las situaciones de desempleo y de accidentes de trabajo, del mismo modo que el Estado fue incorporando su participación en actividades anteriormente reservadas a la esfera privada como la salud y la educación. La sociedad, con la mediación del Estado, contribuía a generar un piso de bienestar en todos sus integrantes.
Cuando los 24 de marzo de cada año repudiamos el golpe de Estado de 1976, además del genocidio, denunciamos las consecuencias económicas que tuvo la dictadura militar y que vino a representar la mano ensangrentada de la recomposición del capital en sus ganancias. Era preciso, no sólo la adopción de medidas estructurales en materia económica, sino fundamentalmente la “reforma del Estado” -eufemismo sarcástico que ocultó la reducción del patrimonio nacional y el desmantelamiento del aparato estatal.
Los gobiernos democráticos -fundamentalmente con el menemismo y la continuidad de De La Rua-, fueron los encargados de implementar estas políticas y de construir “consenso” junto a los medios de comunicación, para este nuevo modelo cultural, política y económica, llamada neoliberalismo, que postuló y postula a cada cual librado a su suerte, a su precio en el mercado de trabajo.
El neoliberalismo implicó necesariamente un terrible retroceso en el concepto y los alcances de la seguridad social. La historia es conocida: privatizaciones, cambio en el sistema productivo, desindustrialización, finalmente: desocupación. El desocupado no cuenta con ingresos con los que concurrir a los mercados que de a poco acaparan más amplias esferas en materia de salud y educación, y a su vez, tampoco cuenta con la protección del Estado, pues en su versión neoliberal, el Estado no se plantea, ni se considera en la obligación de ir en su socorro. De este tipo de inseguridad, de la inseguridad de las mayorías en cubrir las necesidades básicas, lógicamente no se ocupan los medios de comunicación masivos y algunos políticos en campaña.
Creemos que en el debate sobre la Asignación Universal a la Niñez y Adolescencia, debemos actualizar aquellas consideraciones de las sociedades de la última parte de Siglo XX que plantearon al Estado, sino como garante, al menos como participante activo en la procura de un mínimo de bienestar en su individuos. La seguridad social es un derecho, dentro del amplio concepto de los derechos humanos (civiles, políticos, económicos, sociales y culturales), que necesariamente son universales y permanentes, y que no puede ser vista como una dádiva o un mero auxilio en situación de emergencia.

El tema: la financiación.
Hace apenas un mes, cuando el jefe de la bancada oficialista en diputados, Agustín Rossi pidió a las comisiones unificar los proyectos que había dando vueltas sobre este tema, la presidenta Cristina Fernández se permitió la pregunta, y le pasó la pelota al Congreso: ¿De dónde vamos a sacar esos recursos para asignarlos de un sector a otro?
Sucede que este acuerdo general que los distintos actores políticos presentan a la Asignación Universal a la niñez y a la adolescencia, toma un rumbo muy diferente cuando corresponde decidirse sobre su financiación. La posición que se tome, tiene la virtualidad de mostrarnos el sustrato ideológico de cada quien y la autenticidad del discurso de aquellos que dicen incluir este debate en el eje de la “distribución de la riqueza”.
Curiosamente, al consultar algunos proyectos que hace poco más de un año proponían la asignación universal por hijo (entre ellos el ARI, la CTA), al momento de tratar este item, incluían como única o principal fuente de los fondos, a las retenciones a las exportaciones. Decimos “curioso”, porque para algunas de esas de estas fuerzas políticas, aquello que les sonaba formidable en sus proyectos, no les pareció tan loable al momento de emitir en el congreso su voto respecto de la resolución 125 (aun post-reforma de la Cámara de Diputados) y votaron en contra.
En definitiva, no vemos ningún progreso en decir que sí a la consagración de un derecho como la Asignación Universal de este tipo, si no concurre a solventarlo aquel sector del país que se encuentra en mejores condiciones económicas de hacerlo, es decir, los que más tienen, y en especial, los que en determinado momento están siendo los más beneficiados, ya sea por el sistema de producción interno, ya sea por circunstancias extraordinarias conforme a demandas internacionales.
Creemos que no es necesario encerrarse en una única fuente de financiamiento, sino que parece lo mejor y será cuestión de, como suele decirse, afinar un poco el lápiz, pensar en un múltiple aporte que pueden obtenerse de distintos orígenes y sin necesidad de esperar a grandes reformas. A las ya mencionadas retenciones a las exportaciones, debieran añadirse la eliminación de exenciones a la renta financiera y modificaciones en las alícuotas del impuesto a las ganancias para las escalas más altas, reformular el esquema de retenciones a la minería y redireccionar algunos recursos del presupuesto para incrementar el monto que actualmente se destina para programas sociales. Si bien no es una especificidad de esta nota, y en vista del grito en el cielo que suele escucharse cuando se sugieren reasignaciones de los fondos del estado, sería oportuno retomar con insistencia la denuncia de ilegitimidad de la deuda externa, cuyo pago se lleva un gran proporción del presupuesto nacional.
Hoy se están manejando cifras que dan cuenta de la necesidad de un incremento de siete mil millones de pesos, a los diez mil millones que se destinan a planes de desarrollo social. Hoy se suele hablar de “gasto” y ya en la semántica trasluce un sentido equivocado.
Hay una frase referida a este tema y que nos parece orientadora para empezar a hablar: “no tiene por qué ser sencillo ni barato”. Es una frase simple que por un lado reclama que se pongan todos los esfuerzos operativos que sean necesarios para la aplicación de este plan y que por otro, sostiene, desde un claro convencimiento, las consideraciones de justicia, de equidad, en que se funda: el derecho de todos los niños y niñas que habitan nuestro país a que sean satisfechas sus necesidades mínimas. Las excusas puestas en desequilibrios presupuestarios no resultan atinadas cuando salta a la vista que en nuestro país hay un sector la sociedad que continúa aumentando sus riquezas, y que poco, o nada, se ha hecho por la distribución.
Para los próximos meses, tenemos un gran desafío como sociedad: en primer lugar, para que estas propuestas que se están barajando en el Congreso, no queden en los archivos de las meras intenciones, y en segundo lugar, para cuando llegue el momento en que deban ser debatidas y decididas, exijamos que se impriman de un carácter progresivo, que sean los que más tienen quienes financien el grueso de esta Asignación, y que de a poco vayamos recuperando los principios solidarios, las razones de justicia e igualdad.
Otros puntos de debate...
En contra del carácter “universal” de esta asignación, se suele decir que encerraría el contrasentido de aplicarla también para los niños y niñas de las clases acomodadas. En realidad, este efecto presuntamente distorsivo, quedaría minimizado si se establece claramente que sean aquellos sectores, es decir, los que más tienen, quienes concurran a su financiación. De otro modo, es cierto, implicaría una contradicción inadmisible. Sin embargo, cuando se habla de “universalidad”, se hace alusión a que, necesariamente, esta asignación alcance a todos aquellos que no reciben ningún beneficio de este tipo.
Sobre este punto no podemos dejar de remarcar que actualmente nuestro sistema impositivo otorga un beneficio económico a las familias de mayores ingresos, justamente, por la deducción de un cierto monto en el impuesto a las ganancias por cada hijo que tienen. Hemos llegado al absurdo de que el Estado Argentino subsidie en millones de pesos a los hogares más ricos y todavía existe quienes duda de la justicia de este reclamo.
Por otra parte, y a favor de la “universalidad” se ha dicho que evita el clientelismo político, pues no permite la discrecionalidad en su otorgamiento, ni precisa de mediadores, aunque, evidentemente, estas cuestiones tampoco son determinables a priori, sino que precisan un acuerdo sobre las pautas de implementación.
Otras de las cuestiones que resultan al menos discutibles son las exigencias que pesan sobre las madres, los padres o los responsables de los niños. Si bien, y a diferencia de los llamados “planes trabajar”, no se plantea la necesidad de una contraprestación al ingreso, lo cierto es que muchos de los proyectos contemplan obligaciones respecto de los mayores, y que se refieren al mantenimiento en escolaridad de sus hijos, y a controles sanitarios periódicos de los mismos.
La principal crítica a la inclusión de estas obligaciones es la que considera que importaría hacer caer nuevas “cargas” sobre los sectores sociales ya de por sí castigados y sobre quienes pesa una mayor dificultad debido al precario acceso a medios de transporte, centros educativos y hospitalarios, que por otra parte, no se encuentran en condiciones de recibir este incremento en la demanda.
Quienes se muestran a favor de estas obligaciones a cargo de los responsables de los niños y niñas, en primer lugar, entiende que puede ser una buena medida a favor de los niveles de escolaridad, como así también en la detección temprana de afecciones a la salud. Por otra parte, genera un mayor compromiso familiar con este derecho de la seguridad social y puede poner a la luz las carencias y deficiencias del sistema de salud y de establecimientos educativos.

Aun dentro de su misma lógica...
En el discurso imperante se suele hablar de “igualdad ante la ley”, y acto seguido se empalma con otros conceptos tales como la “premiación del esfuerzo individual”, la “calificación personal en un mundo competitivo”, “a cada cual conforme sus méritos” y cada vez más chiquito, cada vez más desahuciado y con menos énfasis, aparece la idea que proclama la “igualdad de oportunidades”.
Pues bien, aun dentro de esta cuadrícula que enmarca a una sociedad en la que todos los días se exige estar mejor preparados de cara un futuro competitivo, y que nos señala el camino hacia un mercado que pagará por nuestra fuerza de trabajo un mayor precio cuanto mayor sean nuestras “cualidades”. Decimos, aun dentro de los límites de estas pautas económicas, sociales y culturales que son por demás discutibles, resulta inadmisible que más de la mitad de los niños argentinos se encuentren en una clara desventaja ya desde el inicio de “esta carrera”, por el simple hecho de haber nacido (y esperemos que nadie pretenda “atribuirlo a sus méritos”) en hogares de deficiente alimentación, donde el acceso a la educación es una cuesta empinada muchas veces interrumpida por la necesidad de salir a trabajar, y donde su atención en la salud no puede llevarse a cabo porque el dinero del día no alcanza siquiera para el transporte hasta los centros sanitarios.
Estas contradicciones, no por meras contradicciones son preocupantes, sino por el hecho de ser un retrato evidente de la falta de reflexión y de ausencia de profundos debates de todos nosotros al momento de oír aquellos fundamentos del sistema imperante, y al cual se suele, sin más, darle la “razón”.

¿Qué puedo hacer por la campaña?
Desde Surcos y junto a Praxis y la Corriente del Pueblo, pusimos en marcha una Campaña por la Asignación Universal a la Niñez y Adolescencia. Esta campaña procura dar a conocer e impulsar el debate público sobre esta medida distributiva del ingreso. Para ello llevamos adelante intervenciones urbanas colectivas de distinto tipo: volanteadas, pintadas callejeras (con grafitis y esténcil), y en particular, pusimos en marcha la modalidad de “mural rápido” como los que se estamparon, hasta el momento, en calle 65 entre 7 y 8, 62 entre 9 y 10 y en Camino General Belgrano y 483). Tenemos programado para el próximo 4 de octubre, llevar adelante una jornada de realización de 6 murales en un día. Si te querés sumar, ya sea para blandir la brocha, cebar mate o simplemente conocernos, ingresá a ningunmuro.blogspot.com o contactanos en el facebook de Agrupación Surcos).

Asignacion Universal a la Niñez

¡NINGÚN PIBE NACE CHORRO!

Asamblea Permanente por los Derechos de la Niñez


El próximo sábado, 25 de julio, se cumple un año ya del brutal ataque parapolicial que sufrió un grupo de niños y niñas que vivian en situación de calle en Plaza San Martín. En ese momento fuimos muchas las organizaciones y personas que nos juntamos para manifestar nuestro total repudio a esta situación.

Desde la Asamblea Permananete por los Derechos de la Niñez, no queremos dejar pasar esta fecha. Sobretodo porque los niños en la actualidad continuan siendo victimas de golpizas, amenazas y toda clase de maltratos por la institución policial, dentro y fuera de las comisarías.

Si esto fuera poco, el Senado de la Nación aprobó por unanimidad, el pasado 10 de julio, un proyecto de ley que baja la edad de imputabilidad a los 14 años, correspondiéndole ahora a la Camara de Diputados, votar la aprobación o no de dicho proyecto. De esta manera, el gobierno que no implementó todavía politicas públicas que garanticen los derechos de muchos niños y niñas que tienen sus derechos violados, pretende "solucionar" los problemas de la niñez en conflicto con la ley penal promoviendo políticas de castigo y encierro para niños y niñas ya enormemente castigados por la carencia en que viven en cuanto al disfrute de sus derechos fundamentales, como son vivienda digna, acceso real a la salud y a la educación y trabajo digno de sus progenitores.

En el marco de este contexto, les invitamos a participar de un acto que tendrá lugar en plaza San Martín el sábado, 25 de julio a las 11hs de la mañana. En él repudiaremos los actos de violencia sistemática que sufren los niños y niñas por parte de la institución policial y nos decalraremos una vez más en contra de la baja de la edad de imputabilidad y de las políticas de castigo y encierro, manteniendo que sólo con políticas que garanticen los derechos de todos los niños y niñas, la seguridad será para todos.

Si quieren colaborar en la concrección de actividades para ese día, pueden participar en la reunión que tendrá lugar este lunes, 20 de julio en el Centro de Cultura y Comunicación c/ 42 e/ 6 y 7 a las 18hs.

Los esperamos.

¡NINGÚN PIBE NACE CHORRO!

Asamblea Permanente por los Derechos de la Niñez

Asignación Universal a la Niñez

Te convocamos

No es necesario ser experto de criminología. Basta consultar algunos estudios serios y experiencias de todos los puntos del globo, para saber que el aumento de las penas y la mayor prisionalización, no disminuyen el “delito” (o su sinónimo mediático: la inseguridad). Cuando los índices de inclusión y bienestar general son más altos, los índices de criminalidad recorren el sentido inverso.

El crecimiento económico del país de estos últimos años, y que momentáneamente implicó la mejora de algunos indicadores sociales, sin duda se dio sin la mínima modificación de la regresiva distribución del ingreso. ¿Es esperable otra cosa en un contexto de crisis? Nada nos hace pensar que ello fuera a variar. No forma parte de la sincera agenda del gobierno nacional, ni mucho menos de la intenciones de la oposición que ya mostró sus uñas y dientes cuando se debatió en el Congreso si era justo o no que se el Estado perciba y guarde una porción de las renta extraordinarias que beneficiaron a unos pocos.

En resumidas cuentas, la mayor riqueza producida por el crecimiento económico se sigue distribuyendo de manera terriblemente desigual entre el capital y el trabajo, como así también y con diferencias abismales, entre las distintas regiones de nuestro país.

Esta “desigualdad económica” y por tanto, de las llamadas “oportunidades”, se agudiza cuando se toma en consideración a la población comprendida por debajo de la edad de 18 años. Según datos del Indec (2006) en el segmento comprensivo de la niñez y adolescencia argentina, más de la mitad son pobres y casi un cuarto, son indigentes. Si, no leíste mal: el 56,4 % de los/las niños, niñas y adolescentes menores 18 años son pobres (7.730.708) y el 23,6% son indigentes (3.234.835).

La transformación de esta desigualdad requiere de cambios estructurales profundos y todo un conjunto de políticas redistributivas, especialmente relacionadas con el empleo, la imposición de tributos, la vivienda, servicios públicos. No obstante y mientras tanto aquello se construye –y participamos de esa construcción-, la asignación universal por hijo, puede ser una herramienta inmediata, en cierta medida eficaz, dentro del espectro más amplio de distribución de la riqueza.

¿Qué es la asignación Universal por Hijo?

Es una transferencia monetaria que realiza el Estado para todas las personas de 0 a 18 años. Que contribuya a establecer un piso básico de satisfacción de los requerimientos básicos de salud, alimentación, educación y vestimenta.

Sumate a la difusión y actividades por un SUBSIDIO UNIVERSAL A LA NIÑEZ, que estamos impulsando desde:

PRAXIS – SURCOS – CORRIENTE DEL PUEBLO

LA PLATA 07-05-09

Ningún muro tapa el hambre

No te equivoques. La mano dura no baja el delito

Desde hace meses el tema “seguridad” (un tipo de seguridad, la que tiene que ver con hechos delictuales), está en boca de todos los formadores de opinión. No es que se los quiera negar, aunque siempre han existido y de hecho las estadísticas marcan un descenso leve de los mismos en los últimos años. Sin embargo es un hecho que la “seguridad” está en el tope de la agenda pública y que no se trata de una particularidad nacional sino que es un problema que afecta a todas las sociedades modernas, en particular a las latinoamericanas. Pero los medios de comunicación construyen hechos, relatos y generan un sentido común según sus propios intereses. Ahora resulta que los problemas de seguridad se dan porque no existe una ley penal para los menores. Es la campaña de toda la derecha, incluida la oposición, encabezada por De Narváez, pero también de Scioli, el abanderado de meter preso a los menores. Ahora también se sumó Kirchner, que acusa a los jueces de ser “permisivos”.

La realidad es que ninguna ley que penalice a la minoridad bajará el índice de delitos, robos y homicidios. Tampoco la mano dura y el endurecimiento de las penas. Periodistas ‘independientes’, gente de la farándula y políticos variopintos agitan el argumento de la “permisividad” y la “debilidad” del Estado para con los que cometen delitos. Pero fue justamente en este país y hace pocos años (por si algunos se han “olvidado”) que tuvimos a personajes como Ruckauf o Rico, los abanderados de meter bala. ¿Se acuerdan? “No nos jodan con los derechos humanos”. El delito en esa época subió. Fracasaron y se tuvieron que ir.

Se dice que “los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra”, sin embargo cada vez hay más cárceles, se siguen construyendo a un ritmo vertiginoso y la población carcelaria sube constantemente. En su mayoría jóvenes de barrios pobres o marginales, con tasas de escolarización bajísimas. ¿No será que vivimos en una sociedad que se ha ido desintegrando cada vez más, que las desigualdades son irritantes, brutales, en países donde convive la miseria indescriptible con la opulencia descarada encerrada en countries privados? ¿No será que en una sociedad de un consumismo irracional, donde se exige consumir y consumir para ser exitoso y reconocido, al mismo tiempo se le niega ese derecho a una porción cada vez mayor de la población? Es curioso, porque los mismos que apoyaron al menemismo, la privatización y el modelo económico causante de estas desigualdades, son los mismos que exigen “meter bala”, instaurar la pena de muerte y hasta se escuchan barbaridades de algunos que están a favor de la “esterilización” de las “madres de delincuentes”.

Se quiere criminalizar a la juventud, la más castigada por el desempleo y la pobreza. Ser joven es ser sospechoso, es sufrir la tortura en las comisarías, es estar expuesto al gatillo fácil y ser usado por las mafias delictuales. Es que ningún adolescente podría robar o matar sin las redes del delito organizadas por los mayores. Ningún pibe puede robar autos si no es para una gran organización de desarmaderos y toda una cadena clandestina que deje fabulosas ganancias. Son la carne de cañón, el material descartable. Y no existen redes de delito sin la connivencia de la policía, que es la que deja el camino libre a cambio de dinero. Ellos controlan todo: la prostitución, la droga, el asalto a camiones o el robo y duplicación de autos. A los pibes se los manda al frente por unos mangos y si caen presos nadie se acuerda de ellos. Sin educación, sin salud, sin empleo, sin futuro, empujados a la criminalidad, los jóvenes son luego acusados y transformados en los chivos expiatorios.

Para el delito siempre hay una doble medida: cuando afecta a gente de la zona norte, empresarios, artistas, las cámaras de TV gastan horas y horas de aire. Cuando afecta a las familias pobres de los barrios, nadie se entera. Ellos son invisibilizados, no existen. No tienen opinión pública. El delito “viene de la villa”, no lo sufre la villa, allí sólo viven “los delincuentes”, los “negros”, los “ladrones”. Y hay que hacer muros, como el de San Isidro…, y meter en cana a los ladrones de gallina, mientras los asesinos de la dictadura, los ladrones de guante blanco, los policías de gatillo fácil y la corrupción se alzan como abanderados de la moral y los paladines de la justicia.

En fin a los jóvenes se los transformó en victimarios, aunque son las víctimas, empujadas a la marginalidad y la desesperación. Son los que sufren el desempleo, la pobreza y los más explotados en los trabajos. Son los que van al frente en el delito, son el mercado del consumo del paco y tienen los peores trabajos. Pero la hipocresía del poder hegemónico nos vende otra cosa, soluciones fáciles, superficiales, para que nada cambie, para seguir como siempre. Para criminalizar más aun a los pobres, para evitar discutir los verdaderos problemas y la forma de resolver el flagelo de la inseguridad.

Ahora se está discutiendo la baja de la imputabilidad para los menores, pero está cantado que ninguna ley bajará el delito mientras las condiciones sociales de existencia sigan como hasta ahora.

Trabajo digno, educación, salud, derecho a la recreación y a la cultura es la agenda que ni el gobierno, ni la oposición de derecha, ni los medios de comunicación, quieren poner en el centro del debate.


El olor de la desidia



Néstor Sappietro (APE)

Un volcadero repleto de residuos, el pesado vaho que traslada el humo de basura quemada, una pérdida de líquidos cloacales que se derraman sobre calles rotas...

Sin dudas, todo un cóctel de aromas que ahuyentaría cualquier posibilidad de gente viviendo en el lugar. Eso sucedería si el sentido común no estaría perdiendo cada una de las batallas que sostiene contra el desamparo.

Por eso, entre todas las ausencias, también debemos contar al sentido común.

La información llega desde Paraná, Entre Ríos.

En barrio Balbi, a menos de una cuadra del Volcadero municipal, hay un salón comunitario donde van en busca de alimentos unos 200 chicos.

La crónica periodística es más que elocuente para describir el tamaño del abandono:

“Descalzo, los pies chiquitos, cubiertos de barro, se movía rápido con su cuerpo menudo y bien liviano de ropas esquivando restos de basura. El nene de no más de diez años, junto a otros niños y a un grupo de mujeres, esperaba en la tardecita fría un plato de comida en la sede de la vecinal del barrio Balbi. La casa -y la cola de gente- está a menos de una cuadra del predio del Volcadero municipal y casi a la misma distancia de basura acumulada y de una pérdida abundante de líquidos cloacales. El olor fuerte a residuos quemados se mezclaba con el de las aguas servidas, que corrían terreno abajo y cruzaban justo frente al ingreso de una vivienda precaria”.

El paisaje de la desolación se completa con las inmensas columnas de humo que se alzan en el basural y se confunden con adultos y pibes que revuelven y revuelven, como si intentaran encontrar el futuro que les arrancaron.

Son los que viajan trepados al último vagón en el tren de la supervivencia.

“En buena parte de barrio Balbi viven familias pobres, con necesidades básicas sin atender. Según informaron los vecinos, hay ‘desnutrición’ y problemas respiratorios principalmente entre los menores”.

Unos 200 pibes y algunos adultos acuden a la sede vecinal en busca de alimentos. Dos días a la semana van por la cena y otros tres días, por la merienda. El comedor no alcanza para evitar los problemas nutricionales.

Lo cierto es que en barrio Balbi, allí donde habitan unas 400 familias, se encuentra una de las más feroces postales de la orfandad.

Un comedor al que acuden 200 pibes situado en medio de un foco infeccioso, con basura quemándose, cloacas obstruidas, calles rotas y el olor pestilente de la miseria más cruel.

Para cuando nos pregunten por el olvido, tendremos que tener a mano esta postal de la vergüenza.

A quienes nos pregunten por el paradero de la indiferencia, habrá que mostrarles las caritas de los pibes descalzos que buscan comida entre líquidos cloacales, basura y humo.

A quienes duden sobre la deserción del Estado cuando se trata de cuidar y mejorar las condiciones de vida de los que menos tienen, habrá que llevarlos a sentir los olores del desamparo en las calles rotas de barrio Balbi.

A los partícipes necesarios de tanta inequidad, habrá que, al menos, condenarlos al desprecio.

Habrá que borrarles la sonrisa absurda que aparece estampada en cada afiche desde donde se postulan, una y otra vez, para multiplicar la angustia.

Nuestras vidas valen más que sus ganancias

Ingreso Universal por Hijo

Por Jorge Sanmartino de Corriente Praxis

En el mes de enero el gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció un programa de “Derecho garantizado para la niñez”, un subsidio por hijo acotado a los menores de 6 años de familias desempleadas y por ahora a 15 municipios de la provincia. El cálculo optimista es llegar a cubrir a 450 mil niños en los próximos 3 años, con un financiamiento de 50 millones de pesos. El evento fue presentado con bombos y platillos por Scioli y la plana mayor del gobierno provincial, y su discurso colocó el programa como parte de los esfuerzos del gobierno nacional en el objetivo de “distribuir la riqueza”. Dos meses antes, miles de trabajadores del Estado, de la educación, médicos y del poder judicial ganaron las calles para protestar contra el presupuesto impulsado por el Poder Ejecutivo provincial y votado por la legislatura, un presupuesto amarrete que redujo los gastos en salud, no provee fondos para aumentos salariales, ni amplía los planes sociales. Mientras tanto la presidenta Cristina Fernández ha dicho ante una pregunta de los periodistas que era muy lindo hablar de un subsidio universal por hijo pero que “había que ser responsable” y decir de dónde iba a salir la plata. Aun así, la discusión en torno a un subsidio universal por hijo muestra que se ha instalado con fuerza un tema que contribuye a modificar la filosofía neoliberal con que el debate público encaró el tema de la seguridad social en los últimos 15 años, aunque el tema es también hoy víctima de una retórica engañosa y los hechos van en dirección diferente a muchos discursos.

Una regresión social sin precedentes

Lo que distinguió a las políticas de seguridad social a lo largo de un período que va desde la posguerra hasta fines de los años 70 fue la universalización de la cobertura de la seguridad social. Fue el resultado no sólo de un crecimiento económico permanente, sino sobre todo de la institucionalización de relaciones de fuerzas sociales favorables a la clase trabajadora. Basados en la relación fundamental del trabajo, la inmensa mayoría de la población estaba de esa manera cubierta por beneficios que dejaron de ser asistenciales para volverse derechos sociales constitucionales. La sociedad forjada durante el Estado de Bienestar en los países centrales y, con todas las diferencias que se quiera, ciertos países de la periferia como el nuestro, no dejaron nunca de ser desiguales y sostener la acumulación capitalista a favor de los grandes propietarios, pero a cambio, cubrieron con un manto protector, un abanico amplísimo de derechos que antes habían estado dejados a las buenas del contrato individual obrero-patronal. No me refiero sólo a la cobertura universal por jubilación, desempleo o accidentes de trabajo sino también la salud y la educación, consideradas aún en el siglo XIX del ámbito de lo privado, o dejadas a la santa protección de la Iglesia. Lo demás era asistencia filantrópica. Desde el corazón de la fábrica y la mina hasta el ámbito nacional de la salud públicas, ese tipo de gestión social acorde con el Estado liberal decimonónico, fue modificándose muy lentamente y sólo gracias a la permanente, constante y perseverante lucha los explotados, sus organizaciones de base, sus sindicatos y partidos. Ese período fue barrido de un plumazo bajo el fuego cruzado de una incesante ofensiva del capital por reestablecer sus ganancias al fin de los años 70. No me voy a detener en las transformaciones y la dinámica posterior de la sociedad capitalista ni en las modificaciones estructurales que introdujo, cambios radicales que volvieron a imprimir caracteres individuales a la seguridad social. La nueva filosofía de época consideró a cada individuo responsable de sus propios actos y abandonó el cuidado de cada uno a las fuerzas ciegas del mercado, cotizando sus derechos de acuerdo al valor de su propia e individual fuerza de trabajo, que algunos definieron como la “sociedad del riesgo”. En nuestro país el menemismo y su continuidad el gobierno de De La Rua, expresaron de la manera más cabal esas tendencias sociales, políticas y culturales en las que la burguesía, embriagada por sus éxitos, pensó que podía barrer de un plumazo decenas de conquistas sociales y laborales. Su “ejemplo” era el Chile de Pinochet. El desempleo, la fragmentación laboral, la segmentación y polarización de ingresos del mercado de trabajo, la reestructuración del Estado con cientos de miles de despidos, la descentralización de la salud y la educación, la reestructuración productiva con la consecuente desindustrialización, la privatización de los servicios públicos y de YPF que vació pueblos enteros del interior, marcaron la tónica de las políticas económicas cuyas consecuencias para las generaciones futuras son aun hoy incalculables. Esta impactante reestructuración productiva dejó sin cobertura social, sin protección estatal, a una porción cada vez mayor de sectores que al perder el trabajo lo perdieron todo. Las movilizaciones masivas de los desocupados, el crecimiento ininterrumpido del movimiento piquetero desde por lo menos 1998 y el descontento generalizado obligaron al Estado a adoptar políticas sociales en la misma tónica en que el Banco Mundial venía insistiendo desde hace años: unas políticas sociales focalizadas a los sectores “excluidos”, “más vulnerables”, en definitiva, una “maya de contención” para evitar rebeliones populares y movimientos antisistémicos que contuvieran y paliaran las aristas más brutales de las políticas neoliberales a lo largo y ancho de América latina. Los Planes Trabajar son los más conocidos de una serie de beneficios sociales pensados bajo la lógica de la “malla de contención” del Banco Mundial que a su turno, por ser específicamente localizadas y entregadas por los municipios y las gobernaciones, multiplicaban el clientelismo político, la dependencia social del puntero y el control social Estatal de las “clases peligrosas” que ya había inaugurado tempranamente Chiche Duhalde con las famosas “manzaneras” en la época en que su esposo era gobernador.

Un subsidio a las clases superiores

Sólo con la rebelión popular del 2001 y la explosión social que le sucedió, Duhalde, ya como presidente, se decidió a aplicar un programa no universal pero sí de amplia cobertura, el Plan Jefes y Jefas de Hogar para evitar el incendio de la Argentina y canalizar institucionalmente la rebelión popular. Pero fue perdiendo fuerza cuando el crecimiento económico generó un nuevo clima social y político y la seguridad social volvió, como antes, a focalizarse. Que la seguridad social ha conservado el parámetro regresivo, segmentado y direccionado -y por lo tanto clientelista-, que ha prevalecido en el pasado lo demuestra con creces el discutido subsidio a la niñez. Existen hoy en día subsidios por hijo cuyos ingresos cobran los trabajadores en relación de dependencia, es decir sólo el 40% de la fuerza laboral, en una escala, recién actualizada, que va de 60 a 135 pesos por hijo de acuerdo a la escala de ingresos. Esto deja afuera a los desocupados, los precarizados, trabajadores en negro, pequeños monotributistas y los trabajadores por cuenta propia, un universo que constituye la mayoría de la población económicamente activa. Ellos tampoco reciben los beneficios del subsidio por escolaridad. El aumento de las asignaciones que acaba de anunciar la presidenta para el Plan Familias, el Plan Alimentario Nacional, las Becas de Estudio y otros programas de menor envergadura, no hacen más que reforzar el carácter excluyente, particularizado y sectorial de la seguridad social, un tipo de cobertura, de montos menores, acorde a las recomendaciones ya mencionada de los organismos de crédito internacional. De esta manera, las familias más pobres que estadísticamente tienen una familia más numerosa (2,1 en la franja del 20% más pobre, contra el 0,4 del 20 % de mayores ingresos) y que son las poblaciones más necesitadas de recibir la ayuda social, son al mismo tiempo las que en mayor proporción se encuentran fuera del mercado laboral formal y en consecuencia de las asignaciones por hijo que paga la Anses. Pero lo más curioso es que lo único que es universal en la cobertura del subsidio por hijo es el ingreso de los sectores medios altos y altos, gracias a las deducciones de la base imponible del Impuesto a las Ganancias. La devolución del impuesto genera ingresos adicionales por cada hijo a las clases altas mucho mayores que a los sectores más pobres. Vale decir que el Estado ofrece subsidios por hijo hasta los 18 años de manera generalizada, amplia y generosa a todos los integrantes de las clases altas por el sólo hecho de devengar impuestos, mientras ofrece planes mezquinos y sectoriales a los más necesitados y, como en el caso de Scioli, solo a los menores de 6 años. Según el Informe reciente de Ernesto Kritz de SEL Consultores, en el 30% más pobre de la población, el ingreso por hijo es de poco más de 60 pesos, mientras que en el 20% más rico es más de 270 pesos. Dicho de otra manera, un tanto más escandalosa, las familias de clase media alta y alta, pueden deducir de la base imponible del impuesto a las ganancias, 5000 pesos anuales por menor a cargo. Según la investigación de Kritz, más del 95% del monto de transferencias del total de los 15 mil millones de pesos que engloba a todos los programas, beneficia a los estratos altos y a los asalariados formales, mientras que un magro 5% va a los sectores que se encuentran por fuera del mercado laboral formal, donde se concentra el grueso de la población por debajo de la línea de pobreza. Con este sistema impositivo regresivo la redistribución del ingreso viene operándose en sentido contrario: se le saca a los pobres para darle a los ricos.

Los índices sociales en declive

Cuando la economía crecía a un 8 o 9% el desempleo y la pobreza disminuyeron, pero de una manera mucho más modesta que las tasas de expansión. Hoy, después de 5 años de crecimiento estamos apenas como en el año 2000 y ahora con el comienzo del ciclo de caída producto de la crisis mundial, vamos a ver un aumento de la pobreza y la indigencia. Ya lo estamos viendo. Es esta realidad la que el INDEC quiso de manera grosera tapar, una realidad que viene mostrando tendencias que se revierten desde fines del 2007. Así, sólo una política activa, que modifique radicalmente el sistema impositivo, rediscuta las rentas y afecte los intereses de los bancos y grandes empresas que han obtenido rentabilidades enormes en estos años, puede permitir una redistribución de la riqueza que por lo menos se aproxime a los ingresos que la clase trabajadora obtenía del total del PBI a fines del año 74. En relación al ingreso por hijo se requiere una política que sea de aplicación universal. En primer lugar eliminando las devoluciones al impuesto a las ganancias. Luego, duplicando por la emergencia económica, los montos con otros por lo menos 15 mil millones más, que podría asegurar aproximadamente 250 pesos por hijo a todas las familias. Esto permitiría aumentar de manera inmediata el ingreso de las familias pobres pero también elevar las actuales asignaciones por hijo que perciben los trabajadores formales, afectando sólo a los estratos superiores. Obviamente se necesita recaudar fondos adicionales, que puede lograrse modificando el sistema impositivo: tasando fuertemente la renta financiera, aumentando la punción en el Impuesto a las Ganancias, hoy realmente bajo en comparación a otros países como Francia y aplicando nuevos impuestos a las riquezas, bienes de lujo y otros. Existen otros proyectos de ley loables que apuntan al subsidio por hijo al desocupado. Yo creo que lo mejor es universalizar el beneficio, de la misma manera que lo es la educación pública, la universidad gratuita y otros derechos generales que, a pesar de su degradación, aún se mantienen. Implica colocar de nuevo en la conciencia popular el carácter universal de la protección social, es decir, considerar dicha cobertura como un derecho social, un derecho ciudadano y no un parche de emergencia para impedir levantamientos del hambre. Implica volver a plantear la exigencia de que cada vez más esferas de la vida sean sustraídas a la lógica del beneficio para ponerlas en el haber de las necesidades sociales resguardadas de una lógica mercantil destructiva. Esferas cada vez más abarcativas, como la medicina de alta complejidad, el transporte público, la vivienda, la seguridad contra los riesgos de trabajo hoy bajo la órbita de las ART, el esparcimiento y el tiempo libre, el acceso a la cultura en todas sus facetas, entre otras. De esa manera el Ingreso Universal por hijo debe funcionar como un elemento más del salario indirecto social, y sería un complemento al reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles y en consecuencia de la disminución del tiempo de trabajo. Es verdad que también serían beneficiados los hijos de las clases acomodadas, igual que la gratuidad de la universidad a la que acuden. En este punto habría que recordar la campaña feroz que Neustadt y Grondona en los años 90 emprendieron para arancelar la universidad con el mismo argumento. Pero dicho beneficio sería sólo un asiento contable, pues un sistema impositivo progresivo restituiría por la vía de impuestos directos ese dinero a los fondos sociales comunes. El Ingreso Universal por Hijo es sólo una de una serie de medidas que es necesario tomar para asegurar una distribución progresiva del ingreso. Se necesita por otro lado, que sea actualizado automáticamente de acuerdo con la inflación (la real no la ficticia), mediante mecanismos de indexación directa. Si los despidos crecieran cada día, no hay subsidio que aguante. La prohibición de despidos, un plan de obra pública y vivienda que genere empleo en blanco, la nacionalización de los servicios públicos y de las ramas estratégicas como el petróleo y los bancos, son soportes fundamentales de una política redistributiva y de la ampliación de la seguridad social a toda la población. Sin embargo ninguna de estas medidas fundamentales que deben ser discutidas y colocadas hoy en la agenda de la izquierda, puede ocultar el inmenso paso adelante que implicaría en el terreno social, político e ideológico la universalización del ingreso por hijo, pues colocaría un suelo distinto al debate sobre políticas públicas y ayudaría a superar las políticas neoliberales de seguridad social que prevalecieron en las últimas décadas. Esta medida hoy tiene el beneficio del apoyo popular. La cobertura de la niñez contribuye a recoger apoyos masivos que hoy por hoy no tienen otras medidas universalistas. Nada ha conmovido más la conciencia popular que las imágenes de chicos desnutridos que el desolado panorama del noreste y el noroeste argentinos, pero también del Gran Buenos Aires, ha ofrecido a millones de televidentes durante todos estos años. Además, hoy, oficialistas y opositores hablan demagógicamente del subsidio ante la amenaza de la crisis, lo cual es un tributo que el vicio le rinde a la virtud. Scioli, por ejemplo, hace como que aplica algo que se le parece y sonríe para las cámaras mientras aumenta el presupuesto de seguridad y propone reducir las penas criminalizando la minoridad. La respuesta que hasta ahora ha dado Cristina Fernández a la crisis ha sido un salvataje al modelo neodesarrollista en declive: subsidiar a la burguesía industrial, favorecer los jugosas ganancias de los bancos privados canalizando por allí los prestamos al consumo, y priorizando la reactivación de la demanda de las clases medias altas como el plan automotriz, mientras que el consumo popular se rezaga y la pobreza crece. En conclusión, el subsidio universal, verdaderamente universal, y de 250 pesos por hijo, junto a la defensa del empleo y el aumento de salarios, puede transformarse en una bandera popular y ser el punto de encuentro de una amplia movilización social y política para que sean los capitalistas y no los trabajadores y los sectores populares los que se hagan cargo de la crisis. Ya lo vimos con la masiva movilización que reunió a más de 50 mil manifestantes de diciembre del 2008 convocada por la CTA en la que confluyeron una cantidad importante de movimientos sociales, sindicales y partidos de izquierda. Es imprescindible fortalecer ese tipo de iniciativas mediante el más amplio frente único de las organizaciones obreras, de desocupados, barriales y estudiantiles, para romper el corsé presupuestario de Scioli en la provincia de Buenos Aires y avanzar hacia un verdadero y genuino plan universal por hijo, junto a las demás reivindicaciones obreras y populares.